Historia de las Fallas



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¿Que son las fallas?



Historia de las fallas

  Valencia 

La ciudad

Valencia es una ciudad española al lado del Mediterráneo y capital de la provincia homónima y de la Comunidad Valenciana; con poco más de 800.000 habitantes. Se sitúa la ciudad en la margen derecha del río Turia.

 

Historia

En el año 138 a.C. se fundó la ciudad, por el cónsul romano Décimo Junio Bruto, que instaló en esta rica zona a los soldados que habían guerreado contra Viriato, con el nombre de Valentia Edetanorum y los árabes le dieron definitivo esplendor, convirtiéndola en capital de una importante taifa. El Reino de Valencia nació hacia el año 1009, luego tuvo continuidad cristiana a partir de la conquista de Jaime I en 1238.

Desarrollo económico y social

En los siglos XIV y XV la ciudad de Valencia fue capital cultural y económica del Mediterráneo. Las principales rutas de mercaderes pasaban por Valencia y abundaban los autores y artistas de las más diversas ramas de la creación.
En la época del Renacimiento sufrió la primera gran crisis, cuando la revuelta de los "agermanados" cuestionó la supremacía de la nobleza. La dinastía de los Austrias detuvo las reivindicaciones y anuló la prosperidad del Reino con los decretos de expulsión de judíos y de moriscos. Valencia decayó en siglos posteriores hasta la Guerra de Sucesión, cuando la instauración de la dinastía de los Borbones supuso la centralización estatal, aboliendo los Fueros, Privilegios y Libertades del Reino. Pasó de ser capital de Reino independiente a capital provincial.

El leve resurgir de la Ilustración valenciana, fines del XVIII, fue fulminado por la guerra contra los franceses. No fue hasta la Restauración alfonsina cuando se vislumbró un poco de tranquilidad. La floreciente agricultura dio paso a una tímida industrialización. Se acometieron grandes obras públicas y las ansias de futuro se concretaron en sucesivas exposiciones regionales que reunían de nuevo a la ciudad con sus hermanas Castellón y Alicante.

Parejo a esta recuperación vino la Renaixença, una nueva generación de autores y creadores que se expresaban en lengua valenciana. Del valencianismo cultural se pasó al valencianismo político que reclamaba la autonomía valenciana. La calle se dividió entre los sectores conservadores carlistas y los sectores republicanos afines a Blasco Ibáñez, quien elaboró el mejor retrato de la capital en sus famosas novelas de temática valenciana. Blasco Ibáñez no llegó a ver el triunfo de su programa, con la proclamación popular de la II República en el año 1931.

En la época de la Guerra Civil española Valencia vivió graves momentos. Aquí se instaló provisionalmente el Gobierno de la República y aquí se eternizó la lucha casi durante todo el tiempo que duró el conflicto. Después se vivió la dura y fatigosa posguerra, con hambre mitigada por el boniato y productos de huerta.

La ciudad moderna

La industrialización llegó con el desarrollismo, ya en los años sesenta. La ciudad se transformó por completo. Se edificaron apresuradamente nuevos barrios, cometiendo torpezas urbanísticas que después ha habido que corregir con paciencia y buena voluntad. Valencia, haciendo gala del espíritu creador que la caracteriza, se convirtió en capital internacional de la moda y de las artes plásticas. Ese impulso espontáneo de los años setenta posibilitó mucho la estética impactante que ahora ofrece.

En los últimos años Valencia ha ganado, por méritos propios, el reconocimiento como capital europea e internacional de cultura. Se han abierto nuevas avenidas, se han inaugurado nuevos museos y centros de cultura, se ha reactivado el Centro Histórico, se han construido palacios de música y de congreso, se ha girado la mirada al Mediterráneo con el paseo marítimo y el balcón al mar, se ha apostado por el futuro y la tecnología en la Ciudad de la Ciencia... y un largo etcétera de posibilidades que han mudado positivamente el rostro de una ciudad que tiene a sus espaldas más de dos mil años.
La ciudad es la Sede del Tribunal de las Aguas, organización creada para solventar conflictos entre regantes, existente desde antes del S. XI y que desde su creación se reúnen todos las semanas para mediar en los conflictos entre los regantes.

Las fallas

¿Qué son las fallas?

Las fallas de Valencia se convierten en un espejo que deforma y caricaturiza nuestra propia existencia.
Las fallas son auténticos monumentos formados por una o dos figuras gigantescas rodeadas por grupos de figuras más pequeñas, “ninots”. Las fallas principales llegan a alcanzar los veinte metros de altura, que se convierten en el eje central del monumento y representan el tema de la falla, el cual se explica en las escenas o grupos de "ninots" que las rodean.


 

Alrededor de 375 fallas grandes y otras tantas infantiles se alzan en la ciudad. Durante cuatro días y cuatro noches permanecen plantados en numerosas calles y plazas inmensos monumentos de cartón, burla plástica y escandalosa, proferida con tanto arte como desenfado.
Esta es la manera de recibir el comienzo de la primavera, con explosión y fuego (que es lo que significa la palabra falla). El último día, el 19 de marzo, día de San José, los queman en impresionantes hogueras, reminiscencia de un rito ancestral; la ciudad arde por sus cuatro costados.

Origen de las fallas

Declaradas Fiestas de Interés Turístico Internacional, famosas en todo el mundo, nacieron del pueblo y fueron rechazadas, en un principio, por la burguesía y el clero.
Tiene su origen en la costumbre de los artesanos que en el invierno encendían al anochecer candiles suspendidos en el "estai", "parot" o "pelmodo", similar a un largo candelabro con varios brazos; al llegar el buen tiempo, la primavera, lo quemaban y los carpinteros, que durante todo el año habían estado trabajando en sus talleres, aprovechaban la llegada del buen tiempo para limpiar sus carpinterías sacando los tablones, tablillas, viguetas y demás a la calle y apilándolas les prendían fuego; con el tiempo, los vecinos comenzaron a apilar muebles y otros elementos viejos que ya no les servían en la casa. Esto se convirtió en una fiesta popular y lo que en un primer momento eran muebles poco a poco se llegó a representar mediante "ninots" la sociedad en la que vivían, lo que provocó el disgusto de la burguesía y del clero (generalmente ironizaban sobre ellos). Se encuentra una cita sobre las fallas dedicadas a San Vicente (la fogata primaveral): en 1596 fueron pagados a Pedro Torralba 74 libras, un sueldo y seis dineros por "les graelles" (las parrillas) donde se quemaban "les falles que fan en la festa del gloriós San Vicent Ferrer".

Su historia

Hacia mediados del siglo XVIII, las fallas eran un simple festejo incluido en el programa de actos típicos de la fiesta de San José (19 de marzo). Al amanecer del día 18 en algunas vías urbanas aparecían peleles colgados en medio de la calle de ventana a ventana, o pequeños tablados colocados junto a la pared, sobre los cuales se exponían a la vergüenza pública uno o dos muñecos (ninots) alusivos a algún suceso, conducta o personaje censurables. Durante el día, los niños y adolescentes recogían material combustible y preparaban pequeñas piras de trastos viejos que también recibían el nombre de fallas. Unas y otras eran quemadas al anochecer de la víspera de San José congregando en torno a la hoguera una amplia participación popular.
Al día siguiente era día de media fiesta y los carpinteros y los valencianos devotos acudían a los templos parroquiales para festejar a su patrono. En muchos hogares se celebraban fiestas onomásticas en las que se agasajaba a los Pepes con tortas, buñuelos y anís. En suma, una fiesta popular y vecinal.

La primera documentación con la que contamos sobre las fallas, es un oficio del 13 de marzo de 1784 que está en las Cartas Misivas del Archivo Municipal de Valencia , y que va dirigido al corregidor de la ciudad de Valencia para que prohibiera la colocación de los monumentos (especialmente los de tipo teatral) en las calles estrechas y junto a las fachadas de las casas. Como consecuencia de estas medidas de policía urbana (prevención de incendios) se obligaba a los vecinos a plantar fallas en las calles anchas, en los cruces de calles y en las plazas. Curiosamente, sin pretenderlo, una simple medida como ésta provocaría, a la larga, una importante transformación. Aunque las fallas seguían manteniendo una estructura horizontal y teatral en dos cuerpos (un tablado y una escena sobre el mismo), al colocarlas en el centro de una calle o plaza era preciso concebirlas de forma exenta, puesto que podían ser rodeadas. Para verlas en su totalidad, había que darles la vuelta, y al liberarlas de su anexión a una pared, se liberaron también nuevas potencialidades constructivas y la necesidad de inscribir mensajes en todos sus lados.

Antorchas, hogueras, peleles y entablados durante mucho tiempo recibieron el nombre de fallas, pero progresivamente se fue restringiendo el uso de esta denominación para referirse a las piras satíricas, es decir a aquellas que sobre un tablado exponían a la vergüenza pública los vicios o prejuicios imperantes. Eran estas fallas las que suscitaban expectación cada año y las que la población acudía a visitar masivamente. Consistían en una estructura prismática, generalmente cuadrangular, con armazón de madera, recubierta ornamentalmente con bastidores pintados, con lienzos o con paneles que ocultaban los materiales combustibles amontonados a su base. Los ninots o figuras que aparecían en el escenario se vestían con telas o ropas viejas. Estas fallas satíricas, al igual que els miracles de Sant Vicent, se acompañaban siempre de unas hojas de versos que, colgadas como pasquines en las paredes próximas o en los bastidores del pedestal, desarrollaban la rimada del tema que se escenificaba en la falla. Lo que en un principio era obra popular fue complicándose uniéndosele, a principios del XX, pintores y escultores alentados por los premios que Lo Rat Penat estableció en 1895 y que a partir de 1901 asumiría el Ayuntamiento de Valencia. Los artistas falleros formaron su Gremio y su arte se ha diversificado (decoradores y escenógrafos en multitud de películas de Hollywood como La caída del Imperio Romano, Lawrence de Arabia, 55 días en Pekín, El Cid…; carrozas de Carnaval; parques infantiles ciudades japonesas, alemanas o norteamericanas o para el valenciano Terra Mítica; fachadas para lujosos casinos de Nueva Orleans…)

A Mediados del siglo XIX, al imprimir estos versos y editarlos en pequeños pliegos, dieron origen al llibret y, en consecuencia, se amplió considerablemente la posibilidad de desarrollar el argumento.

Se tiene noticias de las fallas en 1751, 1783, 1789, 1792, 1796 y 1820. Pero el espíritu crítico contra autoridades y clero, provoca su prohibición en 1851, aunque desafiando a la autoridad fueron plantadas. En 1883 el Ayuntamiento estableció un impuesto de 30 pesetas por falla, solo se plantaron 4, el impuesto aumentó a 60 pesetas en 1885 y únicamente se alzó una, la de la calle Cervantes; en 1886 la ciudad se quedó sin fallas. Félix Pizcueta, encabezando un grupo de concejales, en 1.887 fuerzan al Alcalde a que derogue aquella disposición, rebajando la tasa a 10 pesetas. La reacción fue inmediata y ese mismo año se plantaron 29 fallas, que han ido aumentando hasta hoy.

La primitiva estructura fue frontal, recordaban una escena de sainete; la intención, el humor, dominaba sobre la realización y la estética; y próximas o apoyadas en la fachada de las casas, se tenían que desplazar al centro de la vía cuando se les iba a prender fuego.

La realización de una falla es larga y compleja: primero hay que realizar un boceto, después se realiza la maqueta a escala que visualiza en tres dimensiones el desarrollo de la idea y por último, la construcción y el montaje (primero la carpintería, luego el modelado y finalmente la pintura). Toda esta elaboración para presentar la obra gigantesca en la calle, en ocasiones presupuestada hasta en más de ciento veinte mil euros.

Notas interesantes de la historia de las fallas:

- La característica peculiar de las fallas es la figuración satírica de un hecho social censurable. Tienen un tema concreto y responden a una intención crítica o burlesca. A diferencia de las simples hogueras y de las piras de trastos viejos, en ellas se representan escenas que aluden a personas, sucesos o comportamientos colectivos que los falleros consideran merecedores de corrección o dignos de irrisión. A mediados del siglo XIX dos temas ocuparon preferentemente a los falleros: la falla erótica y la crítica social.

Censura: En 1858, los falleros de la plaza del Teatro pretendían levantar una falla de movimiento con una alusión directa a las desigualdades sociales. Los versos eran de Josep María Bonilla. La falla fue prohibida por la autoridad, pero los falleros repitieron el tema al año siguiente. Por otra parte, con el nombre de falla erótica o tendencia anti-conyugal, la prensa de la época designaba un tipo de fallas, muy abundantes, que eran prolíficas en alusiones picantes o escabrosas mediante un lenguaje plagado de equívocos y que reflejaba una mentalidad hedonista.

- Durante todo el siglo XIX, el Ayuntamiento y en general también las instituciones de autoridad, mantuvieron una actitud vigilante y censora ante las fallas. Esta política represiva, justificada por la necesidad de modernizar y civilizar las costumbres de la ciudad, pretendía erradicar los festejos populares (Carnaval y Fallas, entre otros), y se intensificó durante los años setenta al establecer gravosos impuestos sobre el permiso de plantar fallas o tocar música.

Reacción contra la censura: Esta presión generó, como reacción, un movimiento en defensa de las tradiciones típicas y en 1884 la revista La Traca otorgó por primera vez premios a las mejores fallas. La iniciativa sería continuada por la asociación renaixentista Lo Rat Penat en 1885. Este apoyo explícito de la sociedad civil mediante premios, despertó un espíritu competitivo entre comisiones de vecinos, estimuló el fervor fallero y produjo una decantación esteticista, dando lugar a la falla artística. En ella no desaparecía necesariamente la crítica (incluso podía experimentar una radicación política), pero comenzaba a predominar la preocupación formal, constructiva y estética sobre el conocimiento del monumento

La oficialidad: Aunque con titubeos y timidece, en 1901 el Ayuntamiento de Valencia, tomó el relevo de Lo Rat Penat y otorgó los primeros premios municipales a las fallas. Eso sí, una vez pasadas las fiestas. Se trataba de dos premios: uno de 100 y otro de 50 pesetas. El clima social para esta intervención municipal no sólo era favorable, sino exigente. Y abarcaba todo un abanico amplio de organizaciones, que incluía tanto asociaciones culturales y recreativas, como valencianistas y deportivas, políticas y obreras, que potenciaron el desarrollo de las fallas durante la primera década del siglo. En reciprocidad con este apoyo social las fallas se decantaron cada vez más hacia la exaltación valencianista y se produjo una creciente fusión entre la fiesta fallera y la entidad valenciana.

La concepción moderna: Desde principios del siglo XX, las fallas abandonan la estructura dual (tablado/escena) y comienza a desarrollarse una nueva concepción de las mismas, en la cual los ninots no son ya la figura más impactante. La falla se compone ahora de la superposición de diversos elementos y niveles, fundamentalmente de tres: una base de escasa altura compuesta de repiés para las diversas escenas, un cuerpo central que sirve de sustentación del monumento y un remate. Este último suele consistir en una figura de grandes dimensiones constituida por un motivo alegórico capaz de condensar el tema que explayan y glosan las escenas inferiores.
El contenido de la falla no se halla ya inscrito solamente en una escena realzada por el tablado, sino que está latente en todo el conjunto escultórico y debe ser descifrado rodeando la falla y recorriéndola con la mirada de arriba abajo. La falla ahora debe ser fastuosa, imponente, majestuosa y sugestiva, visible desde la lejanía. Bajo la presión de los premios, las fallas adoptan como ideal modélico la monumentalidad, la proporcionalidad y el barroquismo.

Atracción turística y promoción: En 1927, la asociación para el fomento del turismo “Valencia Atracción” organizó el primer Tren Fallero. El acto tuvo tal éxito que la sociedad valenciana se volcó todavía más en las fallas, incrementando considerablemente el número de monumentos que se erigían. El crecimiento de la fiesta obligó también a una mejor organización. Así surgieron la Asociación General Fallera Valenciana y el Comité Central Fallero, que representaban a las comisiones y organizaban la fiesta.

En 1929, el Ayuntamiento creó un concurso de carteles para hacer promoción de las fallas y en 1932 se convirtió en la entidad organizadora y gestora de todo el programa de actos, instaurando la Semana Fallera. La mayoría de los monumentos eran obra de artesanos artistas especializados que durante varios meses vivían para la construcción de los mismos en sus talleres y que se habían organizado en la Asociación de Artistas Falleros. Fue en estos años cuando las fallas se convirtieron realmente en la fiesta mayor de los valencianos.

La tarea de la construcción de la falla: - "Cómo se preparan las fallas" es un artículo publicado en 1935 y firmado por Llopis Piquer que nos describe con bastante detalle cómo se confecciona una falla:
Primero es la elaboración de la maqueta, sobre esta se establece una escala para poder proyectar el monumento fallero. Lo siguiente que hace el artista es la carpintería, realiza el esqueleto de la falla. En ellas son los más importantes elementos: el cartón, el yeso y la cera, sin olvidar la madera de los bastidores ni la tela metálica cubierta de arpillera para las grandes masas.

Con estos sencillos materiales, los artistas valencianos compiten con los grandes y perdurables creaciones de la escultura, patentizando su valía con la erección de grandiosos monumentos.
La tarea más difícil y entretenida estriba en la confección de los moldes para las cabezas, moldes que saca el artista de un barro en el que plasma la efigie de una mujer o de un hombre según los casos, y que, vaciados en yeso, servirán para obtener una serie de cabezas en cera a las que bastará el aditamento de unos bigotes o la desviación de un ojo, o el añadido de un rictus a los labios para que dejen de ser humanas, yendo a constituir diversas personalidades dentro del conjunto de la falla.
Más fácil es la construcción de los cuerpos, para la que el cartón sujeto a moldes de yeso, a presión en mojado, da un margen admirable. Labor esta a la que se dedican los aprendices de todo artista fallero que se precie.
Muy difícil es el pintado de la cera. Muy pocos aciertan a saber infiltrar con sus colores el aspecto de vida que requieren los tipos de una falla; más, a fuerza de estudio y de perseverancia, el milagro se efectúa.

Otras formas de trabajar: hoy en día muchos artistas en vez de trabajar el barro utilizan otros elementos más rápidos y cómodos, estos elementos son o bien, el porespán expandido o hacen reproducciones en resina y fibra de vidrio. ¿Qué falta después de esto realizado? Montar los cuerpos metiéndolos dentro de un alma, esta vez de madera, para sujetar fuertemente materiales tan débiles como la paja, las telas, el serrín y la cera, y una vez en marcha y compuestas las personas, el mismo día de la plantá alinear junto a las paredes, mientras se clavan los bastidores y molduras a los muñecos, que en la oscuridad de la noche se confunden con la gente de verdad, llegando el observador a no saber distinguir entre lo real y lo fantástico.
Finalmente como indica la tradición, solo queda encender la mecha y prender fuego a la falla.

Los ninots indultados: cada falla selecciona un "ninot" o grupo de "ninots" del monumento que quedan expuestos al público y por votación popular se libera a uno de éstos de las llamas. El Museo fallero de la Ciudad alberga la colección de los Ninots que cada año, desde 1934, se indultan del fuego. Puedes visitar el museo en la Calle Monteolivete, 4 (teléfono de información 96.352.54.78). Si vienes a Valencia en otra época del año, no te preocupes, está abierto todo el año.

 

Elección falleras mayores

Cada año en el mes de octubre tiene lugar en el Salón de Cristal del Ayuntamiento de Valencia el Pleno Extraordinario de Junta Central Fallera. Siguiendo el protocolo de nombramiento de Falleras Mayores de Valencia, el Presidente de la Junta Central Fallera, entrega a el/la alcalde/sa de Valencia, el sobre con las actas del jurado designado para elegir a las Falleras Mayores de Valencia.

Cumplida esta parte de la ceremonia, el/la alcalde/sa, presidirá la Asamblea Extraordinaria de Presidentes en la que los presidentes le cederán el honor de ser el/ella mismo/a quien lea el acta y llame por teléfono a las elegidas.

De esta manera el mundo fallero conoce a las representantes en el mismo momento en el que ellas mismas reciben la noticia y la felicitación del representante de la ciudad. Sin duda uno de los momentos más emocionantes en el ejercicio fallero que marca el fin de un reinado y el principio de otro.

Se seleccionan 13 finalistas para nombrar a una de ellas como Fallera mayor de Valencia del año; a dicho acto asisten componentes de las comisiones falleras. La expectación es muy grande y muchas personas tienen que esperar en la puerta del Ayuntamiento, llegando a temblar el salón de los gritos y aplausos de los asistentes y en especial de los componentes de la comisión, cuando el/la alcalde/sa pronuncia el nombre de la elegida como nueva Fallera Mayor de Valencia,

Actos falleros

LA CRIDA

Las Fallas, como no podía ser menos, tienen su pregón: se trata de la Crida (que en valenciano significa llamada). Este acto es el inicio oficial de la fiesta, y el primero que sirve de excusa para que los falleros lo pasen bien, aunque no hace falta mucho para animarles.

El día de la Crida, miles de falleros de toda la ciudad llegan en autobús (los más ricos) o andando (los más pobres o los que viven cerca) hasta el punto de reunión: las Torres de Serranos. Allí se juntan todos, cada comisión con su estandarte, a la espera del discurso del alcalde o alcaldesa y de la Fallera Mayor de Valencia. Mientras llega la hora, los falleros, la mayoría con blusón (el traje de valenciano informal) y algunos con el traje regional, montan la juerga cantando, bailando, tocando instrumentos o incluso, los más valientes, formando torres humanas.

Cuando llega la hora del discurso, aparecen sobre un andamio montado en la cara de las torres que mira hacia el cauce del río, las Cortes de Honor mayor e infantil, las Falleras Mayores, el/la Alcalde/sa de Valencia y otras personalidades locales. Lo primero que hacen es esperar que el público se calle, naturalmente, y luego la Fallera Mayor y el/la Alcalde/sa realizan sendos discursos para animar a los valencianos y a los de fuera a que participen en las próximas Fallas. Los falleros presentes corean sus palabras, y cuando acaba el parlamento, suena el himno regional, que cantan todos los presentes. Una vez acabado, se dispara un pequeño castillo de fuegos artificiales desde el cauce del río Turia.

En resumen, si visitáis Valencia en el domingo que se realiza la Crida, ¡no os la perdáis! Lo pasaréis muy bien en ese ambiente, veréis a la Fallera Mayor de Valencia (que es muy guapa) y además disfrutaréis de fuegos artificiales.

¿Cuándo se celebra la Crida?
Último domingo de febrero, terminada la tarde, en las Torres de Serranos (C/ Blanquerías, junto al cauce del Turia)

LA PLANTÁ

Uno de los momentos más esperados por todos los falleros es la plantà. En ella, el artista fallero ayudado por la comisión fallera, terminan de montar el monumento y lo adornan para que esté bonito y así convenza al jurado para que le den un premio.

En teoría, la plantà es la noche del 15 al 16 de marzo a las 12,00 h después de sopar (cenar) en el Casal para las fallas grandes, y el 15 de marzo a las 8 de la mañana para los infantiles. Sin embargo, si el monumento es muy grande, la plantá puede empezar con una semana o más días de antelación. Y aun no siendo grande, en la semana anterior a Fallas es fácil ver piezas de monumentos por las calles, aunque sin montar, y camiones transportando ninots. La noche de la plantà es cuando se dan los últimos retoques a las fallas: se arreglan los pequeños detalles como pintura que haya saltado, se montan los ninots que quedan pendientes de colocar, se colocan los carteles que explican las escenas, etc.

Para montar una falla, antes que nada hay que poner arena en el sitio donde se plantará, para que el fuego no estropee el suelo (aunque de todas maneras, el asfalto se derrite). Según se va montando la falla, se van colocando sacos de arena en la parte inferior para que quede bien fijada al suelo. Una vez colocada la parte central y las bases laterales, se sitúan los ninots, clavándolos con un palo de madera en su lugar. Mientras, se van colocando los carteles en valenciano que explican las fallas.

Toda esto es necesario hacer para plantar la falla grande. La falla infantil es más fácil: el artista fallero la lleva el día 14, ya montada, al casal de la falla. Los falleros la guardan, y a las 8 de la mañana del día siguiente, la sacan y la ponen en su sitio, adornándola con césped alrededor. ¡Así de fácil!

¿Cuándo empieza La plantà ?
Fallas infantiles: 15 de marzo, suele ser a las 8.00 h
Fallas grandes: noche del 15 de marzo, a partir de las 0.00 h

LA DESPERTÁ

La despertà es uno de los actos que más gustan a muchos falleros, y también uno de los más odiados por muchos vecinos. ¿Por qué? Porque se basa en que las Fallas es una fiesta para no dormir, ya que se disfruta día y noche. Y para que la gente no duerma, los falleros a las 8 de la mañana, todos los días de Fallas, tiran petardos acompañados por su banda de música por todo el barrio: eso es la despertà. Con ella se pretende conseguir que todo el barrio se despierte para disfrutar desde primera hora de la mañana de las Fallas, paseando para ver los monumentos que hay por las calles, o para participar en actos que desde las 8 de la mañana organizan muchas comisiones falleras. Algunos ni tirando una bomba en la puerta de su casa se despiertan. Como para muchos falleros es un esfuerzo acudir a la despertà, sobre todo los que no han dormido en toda la noche disfrutando de la fiesta, algunas comisiones se lo pagan organizando una xocolatà, es decir, invitándolos después del paseo por la demarcación a chocolate caliente, que entra muy bien a esas horas de la mañana. Si no aparecen, se lo pierden. También hay falleros que para acudir a este acto, no duermen en toda la noche, y después de tirar todos los petardos se van a casa a dormir hasta la hora de la mascletà. Otros van justo después de la despertà, ya que se han despertado gracias a la misma. ¡No todos los falleros son tan madrugadores!

¿Cuándo es la despertà?
Del 16 al 19 de marzo en toda Valencia, a partir de las 8 de la mañana

LA MASCLETÁ

¡La mascletà! Es una especialidad pirotécnica compuesta de una serie de petardos con cierta potencia que se disparan continuamente con la finalidad básica de producir mucho ruido. Las mascletàs se disparan siempre de día, aunque actualmente suelen poner colores para que hagan mas bonito. La mascletà comienza cuando las Falleras mayores de Valencia acompañadas de sus respectivas Cortes de Honor y Autoridades, desde el balcón del Ayuntamiento dan la orden al Maestro pirotécnic diciendo "SR. PIROTÉCNIC, POT, ESCOMENÇAR LA MASCLETÀ ". Acto seguido se lanzan truenos de aviso, que indican a todos los asistentes el comienzo de la mascletà, el disparo empieza despacito y va aumentando progresivamente, hasta llegar a lo que se conoce como "El terremoto", que es la parte final, donde explotan a la vez montones de petardos provocando un ruido ensordecedor. Después se disparan unas carcasas al aire, también muy potentes, que finalizan la mascletà. Todo dura unos ocho minutos, pero ¡qué minutos! A algunos, sobre todo los que no están acostumbrados, les saca los sudores, y a los apasionados, hasta las lágrimas.

Una mascletà es muy, muy ruidosa, como podéis suponer. Pero a los Valencianos les encanta, y más les gusta cuanto más ruido hace. ¿Estan locos? ¡Quién sabe!. El caso es que del 1 al 19 de marzo, la plaza del Ayuntamiento se llena de gente desde las 13.30 para ver la mascletà de las dos. Y los fines de semana y en Fallas, no hay quien se pueda mover en la plaza de la gente que hay. A las dos menos cinco algunos impacientes empiezan a silbar porque desean que empiece cuanto antes (si se retrasa la mascletà, el público empieza con el abucheo y silbidos).Y cuando acaba, la gente aplaude a rabiar, si ha sido buena la mascletà (es decir, si ha tenido ritmo y ha sido fuerte), muchos van a buscar al pirotécnico para subirlo a hombros, cosa que ocurre casi siempre.

Todo eso ocurre en la plaza del Ayuntamiento; en las mascletàs de las comisiones falleras que se disparan en toda la ciudad, no existe tal aglomeración, pero aunque son más pequeñas, tienen la ventaja de que es más fácil verlas y acercarse a ella, y que cuando acaba una, empieza la de la comisión vecina. Así, puedes ver las mascletàs de las fallas colindantes hasta más de las dos y media.


Unos consejos por si vas a la mascletà del Ayuntamiento: si es la primera vez, ponte por la zona de la fuente, ya que ahí empieza y se nota menos el ruido del final. Pero si quieres vivirla a tope porque ya has visto otras o porque eres muy valiente, ponte cerca del edificio de Correos o de Telefónica para tener cerca el final. ¡Verás como vibras!

Recomendaciones para ver una mascletà:
- Si el ruido te parece muy fuerte, ¡no te tapes los oídos, que es peor! Mejor que abras la boca un poco.
- Como te pongas demasiado cerca, aparte de oír más fuerte la mascletà, cuando acabe estarás lleno de papelitos de colores provenientes de los petardos que explotan; ponte a favor del la dirección del viento, para evitar así el humo y los papelitos.
- Respeta las medidas de seguridad por muy pequeño que sea el disparo, porque un masclet que salte y explote a lado puede ocasionarte graves quemaduras.

¿Cuándo empiezan las mascletàs?
Del 1 al 19 de marzo en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia
Del 16 al 19 de marzo en casi todas las calles de Valencia y en la de los pueblos de al rededor.
Hora habitual: 14.00 h


LA OFRENDA DE FLORES

La tradicional Ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados es uno de los actos más emotivos, especiales y esperados por todos los valencianos en las fiestas falleras, miles de valencianos se unen para ofrecer flores a la "Cheperudeta", nombre popular con el que se conoce a la Virgen de los Desamparados, homenaje que todos los años realizan las Comisiones falleras, sin duda uno de los actos más coloristas y emotivos de las fiestas Josefinas.


Dos días de flores y música

A la Ofrenda acuden alrededor de unas 250.000 personas, entre comisiones y músicos, es uno de los actos más conocidos de las Fallas. Durante dos días, los miles de falleros y falleras que existen en Valencia acuden a la plaza de la Virgen a ofrecer sus flores a la patrona de Valencia. Desde las cuatro de la tarde y hasta bien pasadas las doce de la noche, los días 17 y 18 de marzo todas las comisiones falleras desfilan con trajes típicos y acompañadas cada una de su banda de música, hacia una reproducción enorme de la Virgen de los Desamparados situada frente a la Basílica.
Este acto se celebra los días 17 y 18 de marzo desde las cuatro de la tarde.

Las falleras desfilan con un ramo de flores cada una que servirá para formar el manto de la Virgen y cuando éste se haya completado, un tapiz que habrá junto a la Basílica. El color del ramo lo determina Junta Central Fallera para que el diseño floral sea perfecto. Muchas comisiones falleras, además, llevan consigo una cesta enorme con flores que se ofrece también a la Virgen.

Durante los días de ofrenda, puede verse desfilar a las Comisiones Falleras por la calle de la Paz, la calle San Vicente, la plaza de la Reina y finalmente, desembocan todos en la plaza de la Virgen. A lo largo del recorrido hay mucha gente contemplando el magnífico pasacalle. Este acto termina con la ofrenda de Flores de las Falleras Mayores de Valencia a la Virgen, donde lucen con el máximo esplendor su riquísimo traje típico de gala, el día 17 cierra el acto la Fallera Mayor Infantil de Valencia y el día 18 la Fallera Mayor de Valencia .

Este festejo fallero surgió en el año 1945, se celebraba en el interior de la Real Basílica: Las falleras desfilaban y depositaban sus flores en el Altar Mayor, a los pies de la Virgen. En 1947 es tanta la afluencia que la Basílica es insuficiente y se decide que tenga lugar en la Plaza la de Virgen, construyendo un entarimado que cubría los frontales de la Real Basílica en el que se depositaba los ramos de flores.
En la década de los 80 es tan masiva la asistencia de las comisiones falleras, que la Junta Central Fallera encarga al escultor José Azpeitia la realización de una gigantesca imagen de la Virgen de los Desamparados, con el fin de que se depositen las flores formando el cuerpo y manto de la imagen, efectuando el Escultor la cara de la Virgen, el Niño y las manos de la patrona, el resto del cuerpo es un entarimado de madera, como se puede apreciar en la imagen de arriba, donde los llamados VESTIDORES DE LA VIRGEN van colocando los ramos artísticamente, efectuando un precioso manto diferente cada año.

LA CREMÁ

La cremà, como casi todo el mundo sabe, es el acto en el cual un monumento fallero que ha costado millones de pesetas se prende fuego y se convierte en ceniza negra. Es un gran momento en la fiesta de las Fallas, pero también muy triste, ya que marca el final de la fiesta, aunque con cierta esperanza ya que es el inicio de un nuevo año fallero.

Para hacerlo, los falleros retiran del monumento las vallas que tenía alrededor desde la plantà y después el pirotécnic la rodean de una traca incendiaria, todo ello precedido por un castillo de fuegos artificiales que le da más color al acto. Para que prenda bien, le hacen agujeros y la rocían de gasolina. Al acabar esto, suele ser la fallera mayor quién enciende la mecha de la traca desde lejos, y ésta prende a la falla (momento más triste para la fallera mayor). El público se aparta un poco del monumento, no para verlo mejor, sino porque pueden acabar chamuscados del calor que desprende. Cuando el fuego ha consumido gran parte del monumento, el público espera ver caer el remate, y cuando lo hace, aplauden.

Tras unos minutos, de la falla no quedan más que cenizas y una huella en el asfalto . Los falleros celebran el fin de fiesta, y los más trabajadores recogen los trastos que han quedado por la calle. Después toma el relevo un ejército de barrenderos, que se encargan de recoger todas las cenizas para que al día 20 no haya ni rastro de lo que habían sido unos magníficos monumentos de cartón-piedra o corcho actualmente.

¿Cuándo es la cremà?
Día 19 de marzo
Fallas infantiles: a las 22.00 h en general
Fallas grandes: a las 0.00 h en general
La última siempre, la Falla del Ayuntamiento

Instrumentos falleros

DOLÇAINA

Al margen de la participación en los desfiles falleros de las bandas de música, los actos falleros se suelen acompañar con el sonido del "tabal" (su diminutivo es "tabalet") y de la "dolçaina".

La dolçaina, también conocida como donsaina, xirimia, xirimita e incluso en las zonas limítrofes con Teruel como gaita, es un instrumento tradicional de la cultura valenciana. Está fabricada con madera (palosanto, granadillo, algarrobo, etc.), de forma cónica y unos 30,5 cms. de longitud. El tubo cónico tiene tres zonas diferenciadas llamadas :cubilete, cuerpo y campana.

Cubilete: es la parte superior donde se coloca a presión el tudel con la caña.
Tudel:es un tubo cónico de metal en el que se superpone la caña.
Caña: o pipa está formada por dos palas de caña simétricas pero independientes, unidas entre sí por hilo o alambre.
Cuerpo: es la parte central del instrumento y en el que están realizados siete orificios en la parte delantera y uno en la parte trasera situado aproximadamente entre los dos primeros delanteros, tiene una longitud aproximada de 18 cms.
Campana: con un diámetro aproximado de 5,5 cms. y una longitud de 9 cms. es la parte final, es el amplificador natural y tiene un orificio a cada lado.
La dolçaina valenciana no tiene llaves y el ejecutante abre o cierra los orificios con los dedos para obtener los sonidos. Forma parte de la familia del oboe ya que es de doble lengüeta aunque la caña utilizada es la mas grande por lo que es necesario mayor cantidad de aire para hacerla vibrar lo que dificulta su ejecución.


TABALET

El "tabal" o "tabalet" es el instrumento de percusión que siempre acompaña a la dolçaina. Los dos instrumentos son complementarios, no solamente en la Comunidad sino en todos los lugares donde existe la dolzaina (dulzaina y caja, xirimia y tabalet, gralla y timbal, bolingozo y tambor). Su altura aproximada es de 20 cms. y su diámetro de 30 cms. Se "afina" tensando las cuerdas laterales mediante unas piezas de cuero.

 

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